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Aromas ideales para el salón de tu casa

Por Vega Del Fresno 3 Comments

aromas-ideales-para-el-salon-de-tu-casa¿Tienes la intención de colocar un ambientador en el cuarto de estar de casa y no sabes cual aroma elegir?  En ésta entrada de mi Blog, me encantará sugerirte algunos aromas que seguro te servirán para el salón de tu casa o de tu apartamento. ¡Espero de todo corazón te guste lo que aquí te cuento!

Confieso que, a veces la elección se puede poner un poco difícil, ¿verdad?  Sobre todo porque   dependiendo del momento del día en el que nos encontremos, o de nuestro estado de ánimo, nos apetece un olor diferente… incluso también pueden depender del tipo de personas  con quien compartamos la casa, ¿A que sí? Voy a tratar de ser breve y de ayudarte lo más posible:

¿Te encuentras en esas circunstancias en las que necesitas darle un poco de “chispa” a tu estado de ánimo o al de las personas con quienes vives ya desde que te levantas?   

Para ello te sugiero distintos aromas:  El de los Frutos Rojos (sobre todo si al percibir su olor sientes esa pequeña terminación cítrica que le da tanto encanto), o el de la Hierba Luisa, también llamada Verbena, que es comúnmente conocida como la reavivadora del ánimo por excelencia. Otro que no me olvido de aconsejarte y que cada vez que lo hueles enamora más, es el de la Bergamota:  Posee un aroma cítrico, pero con una ligerísima y muy sutil terminación realmente singular. ¿Por qué me gusta?  ¡Es un aroma que me hace sonreír!  El de la Naranja o el del Limón, aunque sean cítricos, francamente, no te los recomiendo mucho para tu salón, así como tampoco te aconsejo demasiado el de mango u otra fruta exótica, -a menos que te haga revivir emociones positivas-.  El de Canela con una pizca de Naranja, (muy diferente al de Naranja con una pizca de Canela), también te lo aconsejo para el salón de casa, ya que las pequeñas notas cítricas de la naranja con el equilibrio de la canela, poseen una original chispa capaz de estimularte.

A veces, cuando las circunstancias se nos ponen un poco cuesta arriba … Y sentimos que nos falta algo de fuerza, especialmente cuando nos encontramos por la noche en nuestro salón y nos hacemos más conscientes … Pueden ser una buena elección los que te he mencionado.

¿Cuáles son los lugares de la habitación donde más te recomiendo colocar el ambientador?

Depende esencialmente del tipo de ambientador: Es decir, no es lo mismo un ambientador eléctrico, (obviamente sólo lo puedes poner en el enchufe), que una vela aromática, ya que ésta te recomiendo colocarla sobre un soporte de la forma más estética posible en una mesita baja, y si ésta está ubicada en un rincón, todavía mejor, ya que dotará a la habitación de una armonía especial, propagando suavemente su aroma por las partes cercanas.

En el caso de que elijas un aceite ambientador sobre un quemador, te recomiendo lo sitúes en esa mesita que seguro tendrás junto al sofá.  La propagación de su aroma se realizará suavemente por el resto de la habitación.

Lo que actualmente se usa cada vez más por la comodidad y difusión, es el ambientador de varillas tipo Mikado.  Te aconsejo lo pongas en un lugar que esté a la altura de los ojos o más abajo, y que esté a ser posible en contacto con alguna corriente ligera de aire, ya que ésta potenciará aún más la propagación del aroma de forma uniforme y constante  por toda la habitación.

¿Te apetece darle un toque de suavidad para crear ese ambiente más sosegado e íntimo que tanto te pide tu mente? 

Son también bastantes los aromas que te recomiendo:  El Azahar, por ejemplo, tiene una suavidad que relaja bastante, así como el de cualquier tipo de flor, (sobre todo si es blanca mejor),  ya que también son bastante relajantes y por tanto capaces de crear un ambiente de más intimidad.  No me olvido de uno de los aromas más beneficiosos por excelencia: El de la Lavanda. Al principio puede ser de esos aromas que  “no te dicen mucho”, pero poco a poco,  a medida que lo vas oliendo en diversas ocasiones, empezarás a sentirte cada vez mejor tanto por fuera como por dentro, logrando al mismo tiempo estimular tu ánimo.

Hay otra serie de aromas que también te recomiendo por su dulce y atractiva sensualidad y su capacidad de relajación:  Uno de ellos, es el de la Vainilla. Su especial dulzura te va envolviendo relajándote más y más, logrando que te sientas a gusto feliz.  El otro aroma que te aconsejo,  es el de las Madera de Cedro. Si no lo has olido nunca, te contaré que es un aroma especial:  Muchísimos perfumes, especialmente los de hombre, lo llevan.  Al principio resulta un poco impactante, pero al poco de olerlo, es capaz de transmitirte sensaciones tan indescriptibles, que te atraen y te fascinan …  Personalmente te lo aconsejo también con una pizca de Frutos Rojos, pues el impacto fascinador y sensual es aún mayor …

Espero te hayan gustado mis sugerencias en relación a los aromas para el salón de casa. Si te han gustado, te animo a compartirlo con tus amigos a través de las Redes Sociales. ¿Te apetece recibir los artículos directamente en la bandeja de entrada de tu correo electrónico? Te he puesto un apartado a la derecha para que te puedas suscribir. Y si deseas dejar algún comentario, ¡Genial!  ¡Un saludo y hasta la semana que viene!

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Filed Under: aromas, aromaterapia, emociones, utilidades prácticas

¿A qué huele el verano? (3)

Por Vega Del Fresno 5 Comments

a-que-huele-el-veranoImagino que después de todo lo que te estoy contando,  pensarás que para mí el verano es algo así como la felicidad  …  No sé si es por las vacaciones, o porque el calorcito ofrece más ideas para pasarlo lo mejor posible independientemente de la mayor o menor temperatura …  Hoy por ello, deseo seguir contándote más cosas acerca de ¿A qué huele el verano?

Si veraneas en España, hay una experiencia que seguro habrás vivido al menos una vez en tu vida, y convendrás conmigo que tiene aroma de verano:  ¡Las fiestas de los pueblos!

Es como si en esos días ¡“el verano fuera aún más verano”! Con esos conciertos tan divertidos en la plaza del pueblo, rodeada con sus balcones repletos de gente y los farolillos de colorines y guirnaldas colgando de un extremo al otro, y esos cientos o incluso miles de personas de todas las edades,   bailando o dando saltos sobre el suelo de adoquín (Una plaza de pueblo sin suelo de adoquínes de granito no sería una plaza de pueblo “como Dios manda”) al ritmo de la música de “Paquito el chocolatero”,   y ese característico olor de ambiente impregnándolo todo que desprenden los  puestos de parrillas de chorizo y carne, o de algodón de caramelo, o también de almendras garrapiñadas, o de churros cubiertos de chocolate …    Después de bailar y “trotar” hasta las 6 de la mañana … ¡Mañana más!

Si el verano huele a las fiestas de los pueblos, ¡También huele al tan típico cine de verano!  Da igual que haga más o menos calor, o que de repente se levante un viento que te obligue a ir con una buena chaqueta …  ¡Es como si fuera un espectáculo que nadie se quisiera perder!  Ahí ves a las 3 generaciones de una familia, (por supuesto que la abuela tampoco puede faltar) que han venido preparados con todo tipo de cosas, y mientras esperan hasta que pongan la película. De repente ves cómo la madre comienza a sacar de una bolsa bebidas y algo de comida para que «vayan cenando» …   No dejo de admirar la buena armonía familiar que desprende la escena

A mediodía, después de tomar las cañas junto con el aperitivo y comer algo con la familia, el verano, sobre todo durante el fin de semana, tampoco sería verano sin su siesta de “pijama orinal y padre nuestro” que decía Cela, el nuestro escritor.  El verano también huele a siesta reparadora. Esa siesta que nos descansa haciendo que nos recuperemos de los madrugones del invierno, y de las malas noches pasadas por el tremendo calor …   Aunque hay gente que el dormir a esas horas le sienta francamente mal, a los que nos sienta bien, después de levantarnos y tomarnos un buen café con hielo para despejarnos, hace posible que veamos la misma realidad desde una perspectiva aún más positiva.

Hablando nuevamente del amor en verano … ¡El verano huele también a romántico!  No sólo a esa ilusión amorosa de cuando tienes 15 años a la que me he referido en la anterior entrada …  También huele a esa sensación de lleno que experimentas cuando por la noche, después de ir a cenar o a tomar algo, decides dar un paseo por la playa a ser posible descalzos  por el borde de la orilla, con aquella persona que te hace sentir realmente bien, y las estrellas o algo de luna en un cielo raso y limpio,  como testigos y centinelas de tu enamoramiento …   Quizá suena  un poco a película, pero estoy segura de que tú alguna o vez o más lo habrás experimentado en tu vida,  ¿Exagero?

Espero te haya gustado lo que aquí te cuento en relación a ¿A qué huele el verano?  Si te ha gustado, te animo a compartirlo a través de las Redes Sociales con tus amigos. ¿Deseas dejarme algún comentario o consulta? ¡Seguro te respondo!  Y si te apetecería recibir las entradas de forma automática en la bandeja de entrada del correo electrónico, te he puesto un apartado a la derecha para que las puedas recibir.  ¡Un saludo y hasta la semana que viene!

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¿A qué huele el verano? (2)

Por Vega Del Fresno 6 Comments

a-qué-huele-el-verano¿A qué huele el verano? Continúo contándote más cosas acerca de los olores que evoca …  ¡Deseo de todo corazón, te guste y te haga pasar un buen rato!

A cada uno, el verano nos transmite emociones diferentes,  y en la mayoría de los casos,  pienso que positivas… ¿Opinas lo mismo que yo? Incluso  cuando te tenías que quedar para estudiar las asignaturas que te habían quedado para Septiembre …  (como era mi caso).   El saber que si terminabas pronto lo que te tocaba para ese día, te iba a dar tiempo para ir a la piscina o a la playa con los amigos … ¡Era todo un aliciente!   ¿A qué huele el verano?  ¡A ilusión!

El verano, también huele a mar …  Percibir ese olor tan intenso a salitre y a peces, mientras marcas la huella de tus pies sobre la orilla, sintiendo en ellos el tacto de la arena mojada,  al tiempo que escuchas el sonido de las olas junto con el de las gaviotas que revolotean por la orilla como llamándote al comienzo de la mañana … ¡Relaja tanto!

Cuántos aromas asociados al verano, ¿verdad?  Sí. El verano también huele a Barbacoa.  Hace poco, durante una tarde,  pasé por un centro comercial tipo Carrefour,  y al caminar por la sección de jardín, en seguida se me escapó la vista a las los distintos modelos de barbacoas. (Por cierto, que cada vez son más sofisticadas). No pude evitar que una emoción espontánea recorriera mi cuerpo …  ¡Qué divertido es improvisar una barbacoa con tus amigos en una noche de sábado de Julio!,  con ese chorizo y esa panceta, o las chuletas,  emanando su olor por todo el jardín,  y tomarlo con ese pan que se ha quedado aún más crujiente por estar cerca del fuego …  Después de colocarlo sobre un plato de plástico y apoyarlo en una mesita baja improvisada cubierta con un mantel de papel, ofreces a los que tienes a tu alrededor un vaso de sangría casi helada recién hecha, y su aroma proveniente de la mezcla de la naranja, el vino, y una pizca de canela, unido junto la música de moda como fondo de la conversación,  ¡Qué emociones tan sencillas y cuánto bienestar aportan!

Para mí, ir cuando estamos todos juntos, o sea, primos, tíos, padres, hijos … después de salir de la piscina o de la playa al bar de la piscina o al chiringuito para tomar algo sentados alrededor de una mesa, y compartir anécdotas divertidas …   No puedo evitar que me venga el bonito recuerdo de aquellos veranos felices de la infancia … ¡Espero que a ti también!

Una vez leí en un libro una frase de Shakespeare que decía más o menos así: “No es lo que hacemos lo que nos hace felices o desgraciados, es lo que pensamos a cerca de ello”. Y creo que es verdad: La acción más simple, si les damos un toque de emoción,  considero que puede transformarnos en cuestión de segundos en las personas más felices de la tierra.

El verano también huele a Amor …   Cuando tienes cerca de 15 años, estás con la pandilla,  y un buen día de sol descubres que la otra mitad del mundo te resulta más interesante que la tuya…Las historias de amor más bonitas, supongo que por el hecho de sentirnos más descansados, se dan en verano, incluso las mejores reconciliaciones … Siento una especial ternura cuando lo contemplo ahora en los pre-adolescentes que nos continúan …

Espero te haya resultado bonito y ameno lo que aquí te cuento en relación a lo que huele el verano …  Si te ha gustado, te animo a compartirlo con tus amigos a través de las Redes Sociales. También te he puesto un apartado a la derecha si deseas recibir los artículos a través de la bandeja de entrada de tu correo electrónico.  Te animo a dejar un comentario o consulta si lo prefieres, porque ¡Seguro te respondo!  ¡Un abrazo y hasta la semana que viene!

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¿A qué huele el verano? (1)

Por Vega Del Fresno 3 Comments

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Qué largos eran los veranos cuando éramos pequeños, ¿a que sí? . Me maravillo de sólo pensar, cómo se ha encargado nuestra memoria de darles ese toque dulce que nos proporciona recuerdos tan felices… Una vez que somos más mayores,  aunque tengamos que soportar temperaturas tremendas … El verano lo asociamos con el disfrute …   Cada cosa que hacemos, posee olores especiales que lo hacen único y fantástico …   y por ello yo me pregunto, ¿A qué huele el verano?

¿A que es  una gozada cuando te levantas más o menos temprano, y abres las ventanas para que corra el aire fresco con olor a vida dándote en el cuerpo y en la cara?

El verano, ¡También huele a comida estupenda!  Para mí, preparar  comida para pasar un día fuera,  ya sea en un pinar, como en la piscina, o en la playa … Aunque me tenga que levantar dos horas antes de la cama para hacerlo …  ¡Me da la vida! Esa tortilla de patata con un poquito de cebolla que huele “que alimenta”   y que con tanta ilusión colocas en el plato para que no se mueva  … Ese gazpacho en su punto de sal y de vinagre,  -como a ti te gusta- …  La ensalada campera …  Esos tiernos filetes  tan bien empanados, que se quedan tan blanditos cuando los colocas dentro del pan que has impregnado antes con la mayonesa y que tiene ese olor tan rico …   ¿Y dónde me dejas los sándwiches preparaditos con pan blandito rellenos de vegetal?   Para compensar un poco el exceso … hablando de la fruta,  la  ensalada de sandía tiene un olor tan apetecible que … ¡Dan ganas de comerse toda la fuente!   Y hablando de bebidas,  sólo acercarte un vaso con un poco de sangría a la nariz con ese suave aroma de vino con un poco de naranja y un toque de canela … ¿A que entran ganas de tomarse la jarra entera?

Para mí el verano, también huele a césped:  En esos momentos en los que estás en la piscina, y después de bañarte colocas la toalla para tumbarte sobre el césped después de bañarte … ¡Qué fresco, y qué bien huele a verde!

Me acuerdo que, un amigo que vivía en  Sudáfrica me contó que el día de Navidad lo celebraban con una barbacoa en familia. Nunca había reparado en que, al estar en el hemisferio sur, las estaciones se invertían en los meses, de tal manera que la Navidad caía en la estación del verano.  Tiene que ser una experiencia única para nosotros, que no estamos acostumbrados, pasar la Noche Buena en familia preguntando si ponemos el aire acondicionado, o, si abrimos más o menos las ventanas, ¿A que sí?

El verano también huele a crema. No podré olvidar aunque quiera,  el olor que traía la crema After Sun que me aplicaba mi madre por la noche sobre los hombros,  después de haberme pasado el día en la playa dentro del agua … Seguro que a ti también te recordará a la crema para el sol. ¿Te acuerdas de la crema de coco tan típica para tomar el sol?  Yo sí, y cuando percibo el olor del coco, sin querer,  lo asocio a verano …

Espero te haya gustado la primera entrada referente a qué huele el verano. Si te ha gustado, te animo a compartirlo con tus amigos a través de las Redes Sociales. ¿Deseas dejarme algún comentario o hacerme alguna consulta? Te animo a hacerlo, pues ¡Seguro te respondo! También te he puesto un apartado a la derecha, por si te apetece recibir las entradas de forma automática en la bandeja de entrada de tu correo electrónico. ¡Un abrazo y hasta la semana que viene!

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Aromas que traen paz (4)

Por Vega Del Fresno 7 Comments

aromas que traen pazSon tan apasionantes los aromas que, asociados a ciertas experiencias y emociones nos traen paz, que hoy deseo seguir compartiéndolos contigo, apreciado amigo y lector,  en ésta cuarta y última entrada del mismo tema.

Continuando con mi anterior relato, mientras bajo las escaleras y escucho el suave crujido de la tarima formada por grandes tablones en el suelo, nada más llegar me encuentro a mano izquierda un gran cuarto de estar.

Es una de esas habitaciones con su olor a antiguo incluido, donde me gustaría quedarme leyendo en uno de sus sillones con orejas, horas y horas durante los fines de semana…  (por supuesto si es con una buena compañía todavía mucho mejor… ),  y sólo interrumpir la lectura para levantar de vez en cuando la vista hacia el gran ventanal con sus nítidos cristales, y contemplar el paisaje, ya sea de árboles con hojas naranjaceas por el Otoño, o con las ramas blancas por la nieve, o, como en éste caso, con las ramas repletas de hojas de intenso verde como dejándose querer por los rayos amarillentos del sol de la Primavera …

En la misma habitación donde me encuentro, en una de las esquinas hay una estufa tipo Salamandra, puesta sobre una chapa de latón, toda ella tallada formando algo así como una especie de flores.  Me llama tanto la atención lo bonita que es, que se me va la vista de vez en cuando para contemplarla y no me canso.  Sólo visualizar las llamas formadas por el fuego detrás del pequeño cristal de la puerta donde se introduce el carbón,  imaginándome el calor tan apetecible que tiene que dar en las épocas de intenso frío, me aumenta aún más las ganas de estar allí.

Al mismo tiempo, me imagino contemplando el atardecer, encendiendo una pequeña lamparita con su tulipa de color arena, y potenciando la calidez con un par de velas o más de canela con una impronta de naranja puestas cuidadosamente en el otro extremo de la habitación.  Sí. Pienso que la belleza no está formada necesariamente por las grandes inversiones en cosas, más bien creo que depende más  del cuidado en los pequeños detalles, ¿A que sí?

En un extremo del cuarto de estar, como formando otro ambiente, se encuentra una mesa de comedor para unas 6 personas. En la parte superior tiene una especie de chapa de raíces formando un entramado de matices y vetas realmente decorativos. Alrededor de la mesa, se encuentran 6 sillas todas ellas de la misma madera que la mesa, formando una especie de talla en la parte superior que le dan un aire de calidez, compensando la robustez de la madera que se la ve ciertamente segura y fuerte. El asiento de las sillas es de una tela formando unas grecas en tonos arena y burdeos, de tal manera que contrastan dando un toque de luz. Pienso que, salvo la tapicería que es actual, la mesa y las sillas pueden tener al menos 100 años.  Quién sabe cuántas serán las conversaciones que habrán “oído”, y las confidencias que habrán “escuchado” … ¿Verdad?

El sillón donde me gustaría pasarme horas y horas, está tapizado en piel en un color marrón oscuro,  y hace juego con el sofá, que debe ser realmente reconfortante, y otro sillón idéntico que está justo en frente.  La oscuridad de los muebles, hace un contraste perfecto con el color de la pared, que está cubierta de madera hasta la mitad, y la otra mitad está empapelada en un color arena de la playa con unas minúsculas filigranas que casi ni se aprecian.  En la parte superior, como formando una armónica composición llena de señorío y naturalidad al mismo tiempo, se encuentra una lámpara de bronce, decorada en colores claritos, con unas hojitas semi verdes serpenteantes, en cuyos extremos de los brazos que tiene imitando a las ramas de un árbol se encuentran unas tulipas en forma de pétalos de flor con una bombilla translucida en el centro.  Cuánta ilusión tuvo quien la puso, pienso.

En la pared donde está  la mesa de comedor, veo colgado un cuadro de un bodegón antiguo  formado por unas uvas y una sandía, que tienen también unos cuchillos de plata a su lado sobre un mantel blanco roto.  La vista se me va justo a la sandía,  que aunque está hecha con una pincelada gruesa, tiene tal frescura que apetece acercar la mano y cortar un trozo para comerla y sentir también su intenso olor.  El resto de las paredes de la habitación, tiene algunas láminas de dibujos hechos con lápiz que le dan un aire realmente hogareño y entrañable. Una  vez que he recorrido visualmente el cuarto de estar, la verdad es que, siento verdadera pena de tener que terminar mi visita a ésta casa, en la que la belleza de su balcón me ha invitado a entrar de forma imaginaria. Es una experiencia que te invito a probar, porque cuántas veces pasamos por lugares bellos que intuimos poseen aromas que nos traen paz, ¿a que sí?  Ese misterioso ventanuco situado en un alto de un callejón de piedra que es como si saludase, ese balcón situado encima de un arco de la parte antigua de una ciudad, es como si también nos invitar a entrar …  esa ventana de una casa de pueblo …  Estoy segura de que conocerás más de uno. Te animo por ello, a hacer un ejercicio con tu imaginación, y percibir al mismo tiempo el aroma de su belleza, que seguro te trae paz.

Espero te haya hecho pasar un buen rato éste último capítulo acerca de los aromas que traen paz. Si te ha gustado, te animo a compartirlo con tus amigos a través de las Redes Sociales. ¿Deseas hacerme algún comentario o consulta? ¡Seguro te respondo! Si te gustaría recibir las entradas directas en el correo electrónico, te he puesto un apartado a la derecha para suscribirte. ¡Un abrazo y hasta la semana que viene!

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Aromas que traen paz (3)

Por Vega Del Fresno 7 Comments

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Hoy deseo seguir contándote de nuevo, apreciado amigo y lector, acerca de aquellos aromas que, asociados a ciertas experiencias y emociones, nos traen paz. Espero de todo corazón te haga pasar un buen rato lo que hoy te comento.

Tras despertarme de ésta corta siesta matutina propiciada en parte por la tranquilidad del ambiente y el relajante olor de la Lavanda, he de reconocer que me ha sentado francamente bien.  En ocasiones, un rato de silencio puede ser mucho más reparador que la mejor de las terapias. Personalmente, para mí tiene la cualidad de ordenar mis pensamientos, de tal manera que consigo darle la importancia a las cosas que realmente tiene.  Siempre lo comparo con esos souvenirs de figuritas en miniatura, que están metidas en una cajita de cristal llena de líquido transparente con una especie de nieve, y que cuando los agitas el polvo que simula ser nieve se revuelve por todas partes hasta que lo paras.  Resulta fascinante ver cómo poco, a poco los copos se van depositando en la base formando una imagen realmente armónica y ordenada. Humildemente pienso que algo así es un rato de silencio para nuestro cerebro.  Y si además, lo acompañamos de un relajante aroma …  Creo que mucho mejor.

Me he decidido a salir de la habitación y abrir la puerta que está justo al lado. Lo que me encuentro es un gran cuarto de baño. Digo “gran” por lo enorme que me parece.  Lo primero que me llama la atención es su olor a limpio. Y es que procede de unas grandes pastillas de jabón, que se ve casero por el tamaño, el color y la irregularidad de los cortes, colocadas sobre una cesta de mimbre cubierta con un pañito de lino blanco en una repisa junto a una jabonera.  Se nota que el cuarto de baño ha sido cuidadosamente reformado, logrando conservar la belleza de lo que fué. El suelo es de cuadritos de unos 10 cms cada uno, en azul casi oscuro y blanco, formando combinación con la pared, que está alicatada hasta la mitad en un mosaico del mismo blanco y azul, seguido del resto de la pared, pintada en un blanco satinado. Una intensa y a la vez cálida luz entra por una gran ventana pintada con un marco blanco que tiene una fina cortina blanca formando ondulaciones en el extremo, al tiempo que está recogida con una cinta de color azul por la parte de abajo.  Debajo de la ventana, hay una bañera. Pero no es como las de ahora, es una antiquísima bañera de porcelana con unas finas patas doradas, y que pienso son de cobre. Dos preciosos grifos dorados salen de la pared,  los cuales se ve que son también antiguos. Junto a la bañera,  a modo de decoración, hay un botecito transparente de base ancha con una tapadera que se ve contiene sales de baño.  Resulta realmente tentador poner el tapón a la bañera, abrir el grifo del agua caliente,  y verter las sales para darse un baño….

Continúo con mi paseo por la casa, sigo el pasillo y me decido a bajar las escaleras, volviendo a percibir de vez en cuando ráfagas de ese olor a rancio que casi me está a punto de gustar propiciado por la humedad del invierno.  A mis pies, oigo el ligero crujido de los tablones de madera barnizada veteada que forman la escalera. En las paredes, se encuentran fotografías de personas que pienso vivieron en tiempos anteriores,  y que supongo que son familiares, por el curioso parecido que les veo. La verdad es que siento cierta nostalgia ternura al mirarlas. Cualquiera que me lea puede pensar que para mí, cualquier tiempo pasado fue mejor. No es que sea así. Actualmente tenemos unos avances y unas comodidades que ya hubieran deseado para sí nuestros antepasados, pero lo que ellos sí tenían en mayor medida con respecto a nosotros, era tiempo para contemplar, e incluso tiempo para amar más y mejor.

La semana que viene, terminaré de contarte más cosas en torno a los aromas que traen paz.  Si te ha gustado, te animo a compartirlo con tus amigos a través de las Redes Sociales. ¿Deseas hacerme algún comentario o consulta? ¡Seguro te respondo! Si deseas recibir las entradas directas en el correo electrónico, te he puesto un apartado a la derecha para suscribirte. ¡Un abrazo y hasta la semana que viene!

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Aromas que traen paz (2)

Por Vega Del Fresno 3 Comments

aromas-que-traen-paz-2Son tantos los aromas, asociados a emociones que nos traen paz, que hoy deseo contarte acerca de ellos en ésta segunda parte, apreciado amigo y lector.

Continuando mi “excursión” por aquella cálida casa situada en un pueblecito del norte de España cuya ventana, de forma imaginaria, me ha parecido tan bonita que me ha invitado a entrar.  En estos momentos sigo sentada en una silla de la cocina descansando un poco las piernas, y de paso contemplando cada detalle.  La pared está pintada desde el suelo hasta la mitad en un color ocre satinado, y en la otra mitad en un ocre mate más claro. Entre un color y el otro, hay una madera que sobresale y que está pintada en un color azul Bilbao, o sea, una especie de azul de tono intermedio con mucha vida.  Dos de las paredes, la que apoya la cocina de carbón, y la que se encuentran los chorizos colgados, están cubiertas completamente por un azulejos cuadrados puesto como imitando a un rombo, intercalados en color ocre y azulón, formando  juego con la parte inferior de la pared y el saliente de la mitad de la pared.  Todo ello armoniza también con el suelo, que al ser de madera forma una combinación verdaderamente cálida y luminosa. El silencio, roto únicamente por el sonido del guiso en el fuego, y el de los pájaros que pían fuera es tan relajante, que poco a poco voy percibiendo que una paz especial se ha apoderado de mí.  “No tiene nada, pero lo tiene todo”, pienso.

Después de pasar los minutos contemplando y sin pensar nada en especial, me decido a visitar las demás habitaciones. Mientras voy por el pasillo, con ese olor a humedad y a rancio tan característico de una casa con cierta solera del norte de España después de pasado el  Invierno,  oigo el suave crujido de la tarima al paso de mis pisadas.  Por ello, me decido a andar más suavemente con la intención de hacerla sonar menos, pero vanamente lo consigo, pues ¡para ello tendría que ser un angel! (cosa que por mucho que lo intente,  creo que difícilmente llegaré a ser).  Por ello, me he decidido a entrar en la primera habitación que me he encontrado, que tiene una puerta de las de antes, de madera maciza teñida en marrón oscuro formando vetas con un picaporte grande de latón labrado. Nada más entrar, percibo claramente que es un dormitorio de matrimonio, con su cama de 2 metros aproximadamente de ancho, y sus mesillas de nogal, decoradas con florecitas formando una talla en los extremos, haciendo juego también con la cama, cuyo cabecero, perfectamente conservado, tiene también las mismas florecitas en el centro y en los lados, al igual que el extremo de los pies de la cama.

En la pared, colgando con un marco dorado de talla,  hay un cuadro o una lámina barnizada (no te podría precisar con exactitud), de una Virgen con un niño. Es una Virgen de esas en que el niño está bastante regordete y bien alimentado y tiene el pelo oscuro rizado, mientras mira con bondad infantil a quien le pinta el cuadro,  al tiempo que su Madre le mira a él con una ternura de lo más maternal …

La cama es tan bonita, con su colcha blanca de flores bordadas, que ¿A quién no le apetecería tumbarse? Por ello, para no ensuciarla, me he decidido a quitarme los zapatos y colocarme sobre ella.  La primera sorpresa me la llevo cuando de repente, llega a mi nariz un intenso olor a Lavanda.  Y es que, desde siempre, se ha usado la Lavanda como repelente de insectos en la ropa de cama. Debido a la humedad del ambiente no ha perdido la intensidad,  por ello siento cómo me invita a seguir disfrutando de su olor… Poco a poco, por su efecto relajante,  se van cerrando mis párpados, y sin darme cuenta, me he quedado dormida …

El sonido de las hojas de los árboles que han vuelto a salir en la Primavera movidas por el viento me ha despertado.  Ha debido de pasar cerca de media hora. Ya no oigo el sonido del puchero puesto en el fuego; es evidente que alguien lo ha debido de retirar. Lo bonito de las cocinas antiguas de carbón, es que servían también de calefacción y de agua caliente para el resto de la casa. Qué lentas y costosas eran de encender, pero qué prácticas eran sobre todo en las zonas de campo, ya que no dependen del suministro de luz, o a la revisión de la instalación del gas, ¿verdad?  Tengo entendido que todavía se usan en zonas expuestas a ser aisladas por la nieve, ya que, da igual que te quedes aislado, mientras tengas una buena reserva de carbón … ¡No hay problema de que te quedes helado o sin poder cocinar!

Espero de corazón, te haya hecho pasar un bonito rato lo que aquí te cuento en relación a los aromas que traen paz. El próximo día, deseo seguirte contando más.  Si te ha gustado, te animo a compartirlo con tus amigos a través de las Redes Sociales. ¿Deseas hacerme algún comentario o consulta? ¡Seguro te respondo! Si te gustaría recibir las entradas directas en el correo electrónico, te he puesto un apartado a la derecha para suscribirte. ¡Un abrazo y hasta la semana que viene!

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Aromas que traen paz (1)

Por Vega Del Fresno 4 Comments

aromas-que-traen-pazCuando voy por la carretera hacia el Norte de España en la época de la Primavera, al pasar por un pueblito, siento verdadera atracción de parar de vez en cuando para dar un paseo, y contemplar sus antiguas casas. Y con mi imaginación, me gusta introducirme en ese hogar cuya fachada, ventana o balcón tan cuidadosamente conservado me invita a entrar …  Hoy deseo compartir contigo, apreciado amigo y lector, éste sencillo relato en relación a algunas experiencias cuyos aromas traen una paz especial …

Y como te contaba, tras dar una vuelta por el pueblecito y contemplar algunos balcones,  con mi imaginación me he decidido a entrar en una casita que hace esquina de 2 plantas, con una fachada formada por piedras de granito teñido por el tiempo y el musgo, y ese tejado de ondulantes tejas perfectamente colocadas que le da ese aire tan cálido y humano …  El color de la pared hace que destaque más el balcón, que está lleno de macetas con geranios en flor de colores rojos y rosas, armonizando con las contraventanas, pintadas en verde botella.  Una vez que he entrado,  lo primero que deseo es detenerme a contemplar el olor de su aire, que está lleno de una mezcla de olor a rancio y a antiguo por la humedad acumulada en la madera  como consecuencia del paso de los años…  Siento como si el tiempo se hubiera detenido. Me he decidido a abrir la contraventana, y  de repente, observo cómo un rayo de luz hace destacar un retrato de una joven vestida como de principios de siglo 20. Me coloco las gafas, y me acerco más para contemplarlo y verlo desde cerca …  Es un sencillo retrato pintado al óleo de una chica joven de pelo recogido y ojos muy oscuros, con un mantón tipo Manila sobre sus hombros y una expresión de serena paz …  Sí, cuando contemplo los retratos  y las fotografías de nuestros antepasados, me gusta observar la transparente y limpia serenidad que transmiten sus miradas. No creo que fuera por moda poner esa expresión, personalmente pienso que, aunque no tenían ni la cuarta parte de los adelantos que tenemos ahora, tenían paz y serenidad.  ¿Crees tú lo mismo también?

Mientras sigo contemplando la habitación, que tiene junto a una pared una cómoda de color nogal con 7 cajones con su olor a rancio llenos de manteles, servilletas y sábanas cuidadosamente colocados en los que se ve claramente que están bordados a mano, de repente siento que un olor especial entra por la puerta que lleva al resto de la casa: Es un olor especial de guiso, y me aventuraría a pensar que es de cordero. ¡Ummm!  Me he acercado a la cocina, que por cierto, es bastante espaciosa,  y, efectivamente, en una cocina de las antiguas de carbón, veo un puchero de porcelana casi tapado haciendo el “chop chop” lento de un guiso de cordero con diversas verduras y unas patatas, muchas patatas, para serte más exacta. Es de esos guisos tan de siempre,  que recuerdan a mi infancia cuando mi madre preparaba los Viernes carne estofada de ternera con algunas patatitas para tomarla los Sábados y así no tener que cocinar cuando llegábamos a la sierra … Qué paz se respira, esa paz que sugiere el aroma de lo preparado lentamente y sin reloj …

La cocina tiene una ventana, también con su contraventana abierta de color verde, y en la pared junto a la ventana cuelga una ristra de ajos. Reconozco su frescura por el olor. Cuelgan tan bellos y luminosos sobre la pared, que apetece casi hasta fotografiarlos. Cerca de los ajos cuelga otra ristra de pimientos secos, esos pimientos rojos alargados que desprenden tanto sabor, color y olor al abrirlos cuando los tomas en una sopa castellana …  De un gancho, sin llegar a tocar la pared, cuelgan unos cuantos chorizos de unos 15 cms de largo cada uno.  Yo diría que en la carnicería nunca los he visto así, tienen toda la pinta por su olor y su textura que son de verdad caseros …  La mezcla de aromas impregna el ambiente, y movida por el cansancio de piernas por estar de pie, y mi deseo de seguir contemplando la cocina y apreciar su olor, me he decidido a sentarme en una silla de enea que hay en una mesa en el centro con algunas manzanas que se ven cogidas de un manzano de alrededor sobre un cesto de paja. Me acerco una y la huelo: Me encanta, sencillamente, me encanta.  

El suelo de la cocina es de esos de madera veteada que tiene un grosor como de tablones.  ¡Cuántas cosas habrá visto y oído éste suelo a lo largo de los años! , pienso yo.  Es de esos suelos que aunque los frotes y los frotes,  nunca están feos,   En mi opinión, ¡Es como si su presencia ennobleciera la cocina!

Como no deseo cansarte, por hoy termino la primera parte relativa a los aromas que traen una especial paz. Si te ha gustado, te animo a compartirlo con tus amigos a través de las Redes Sociales. ¿Deseas hacerme algún comentario o consulta? ¡Seguro te respondo! Si deseas recibir las entradas directas en el correo electrónico, te he puesto un apartado a la derecha para suscribirte. ¡Un abrazo y hasta la semana que viene!

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Filed Under: aromas, aromaterapia, emociones, primavera

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