Cuando comienzo hoy a escribir ésta entrada del Blog, veo desde la ventana que el paisaje está realmente húmedo … Lleva lloviendo toda la noche, y desde el verano no ha llovido casi. Abro la ventana y percibo un aroma diferente… ¿A qué huele la lluvia? ¿Cómo lo puedo describir? ¿mohoso quizá? ¡Algo realmente agradable! Mi conclusión es: La lluvia tiene un aroma especial.
Mi siguiente pregunta es: ¿Qué proceso químico se lleva a cabo para que huela así?
Seguro que alguna vez te lo habrás preguntado, ¿verdad?
Uno de los últimos estudios acerca del aroma de la lluvia fue publicado en 1.964 por los científicos australianos, I.J. Bear and R.G. Thomas, que llegaron a darle al aroma de la lluvia un nombre concreto: “Petrichor”, basándose en el término griego “petra” (piedra) e “ichor” (la sangre de los dioses griegos de la mitología).

Obtuvieron la conclusión de que lo que produce el aroma es la colección de aceites que producen las plantas durante los periodos de sequía. Aquellos aceites inhiben la germinación de las semillas, de tal manera que son absorbidos por el suelo y por las rocas. Al llover, el agua se mezcla con los aceites liberando su aroma, y produciendo por tanto ese olor tan característico y maravilloso
Ambos científicos encontraron otra posibilidad relacionada con el aroma de la lluvia en las zonas donde hay mucho verde: Una bacteria que mora en el suelo conocida como streptomyces coelicolor que produce una sustancia química llamada Geosmina (del griego “aroma de la tierra”). La Geosmina produce unas esporas en épocas de sequía, las cuales se hidratan con la lluvia y se mezclan con el aire produciendo ese inconfundible aroma a tierra mojada. Nuestro olfato es tan capaz de percibir su aroma que, le es posible detectar una molécula diluida entre 200.000 moléculas de aire.
¿Sabías que muchas clases de animales, ya sean insectos como camellos, les sirve la Geosmina como brújula para orientarse?
No me olvido de mencionarte también otra clase de aroma que deseo comentar contigo: El aroma a Ozono producido por un rayo en una tormenta. Precisamente, la palabra ozono procede del término griego ozein, que significa “oler”. Por una transformación química, el rayo produce una cantidad de ozono durante unos segundos y hace que sintamos ese inconfundible aroma a “sábanas recién limpias” que nos resulta tan agradable.
No es de extrañar por ello que, muchas casas de perfumes han elegido el aroma de lluvia para inspirarse. En algunas regiones de India, por ejemplo, colocan superficies de barro húmedo y dejan que la lluvia los inunde. De esa manera, lo mezclan después con aceite de madera de sándalo y ésta mezcla es conocida como matti ka attar (“Perfume de la tierra”).
Confieso que la lluvia no siempre es muy cómoda, pero percibir su aroma es un placer que merece la pena disfrutar, ¿verdad?
Espero te haya gustado ésta entrada. Si lo deseas, puedes dejar un comentario o hacerme alguna pregunta (¡que seguro te respondo!). También te invito compartirlo con tus amigos a través de las redes sociales que te indico.
Añado éste párrafo algunos meses después de haber escrito ésta entrada, y en éste invierno madrileño en el que está lloviendo bastante, siempre me viene con una cierta alegría la respuesta a mi eterna pregunta: ¿A qué huele la lluvia?
Esta muy bien el post, dices que es inferior al mío pero para nada, es solo otra forma de expresarlo y de verlo como bien dices.
A mí me ha gustado bastante ^^
Saludos
¡Gracias, Daniel! Es toda una alegría «oir» lo que dices. ¡Un saludo!